La protesta por mal servicio de transporte público en Nuevo León volvió a evidenciar el hartazgo de estudiantes y colonos que día con día dependen de los camiones urbanos para llegar a sus destinos. Lo que antes era un cúmulo de quejas en redes sociales ahora se traduce en acciones directas: plantarse frente a unidades que se niegan a detenerse y bloquear avenidas principales para exigir que los choferes cumplan con lo básico, detenerse en las paradas oficiales.
La noche del lunes se registraron dos hechos que llamaron la atención por el nivel de indignación mostrado por la ciudadanía. Primero, una estudiante de la UANL decidió enfrentar a un chofer de la Ruta 213 Capellanía, cansada de que ignorara a los pasajeros en plena Ciudad Universitaria. Más tarde, al poniente de Monterrey, vecinos de la colonia San Jorge cerraron la circulación en Ruiz Cortines y San José, denunciando la misma problemática con diferentes rutas. Ambos casos reflejan un mismo mal: un transporte deficiente que pone a prueba la paciencia de los usuarios.
Estudiante enfrenta a ruta 213
El primer episodio ocurrió en la Avenida Pedro de Alba, cuando una joven estudiante se plantó frente a la Ruta 213, con número económico 2343. De acuerdo con testigos, el camión se negó a detenerse en una parada oficial dentro del campus, lo que llevó a la universitaria a colocarse en medio del carril para forzar al chofer a abrir las puertas.
Durante al menos diez minutos, el operador intentó intimidarla avanzando y retrocediendo con la unidad, pero la estudiante no cedió. Finalmente, el chofer accedió a dejarla subir, aunque cerró de inmediato las puertas y arrancó con velocidad, dejando a otros estudiantes varados en el lugar.
El acto de la joven generó comentarios entre la comunidad universitaria, que reconoció su valentía pero lamentó que la situación haya tenido que llegar a ese punto. Para los alumnos de la UANL, el caso es apenas una muestra del deficiente servicio que padecen a diario: largas esperas, choferes que no respetan las paradas y camiones que pasan de largo sin levantar pasaje.
Usuarios del transporte público truenan y protestan con cierres en la vialidad al señalar que camiones no se detienen para abordarlos.#ElNorteLocalhttps://t.co/HXfQSeUqj9 pic.twitter.com/mCaKCMHTnm
— elnortelocal (@elnortelocal) August 19, 2025
Vecinos bloquean calles en San Jorge
Ese mismo lunes, al poniente de Monterrey, los colonos de la Colonia San Jorge decidieron manifestarse de otra forma: bloquearon por varios minutos la intersección de Ruiz Cortines y San José. Su inconformidad estaba dirigida contra la Ruta 38, Paraje San José, San Blas y la troncal Lincoln-Ruiz Cortines, unidades que, aseguran, se han caracterizado por no detenerse a recoger pasaje.
La protesta fue difundida en redes sociales por el colectivo Voz de los Usuarios, que compartió un video donde se observa a varias personas obstruyendo el paso vehicular. “No es algo nuevo, esto pasa todos los días”, señalaba la publicación, confirmando que la situación se repite constantemente y que las quejas se han acumulado sin que exista una respuesta clara de las autoridades.
La acción de los vecinos puso en evidencia que el hartazgo ya no solo se expresa en comentarios digitales, sino también en la toma de calles para ser escuchados. Con ello, se subraya que la crisis del transporte público no distingue sectores: afecta tanto a estudiantes como a trabajadores y familias enteras.
Rutas señaladas por incumplimiento
La protesta por mal servicio de transporte no se limita a los casos de la Ruta 213 y la Ruta 38. En redes sociales, ciudadanos han denunciado a varias líneas que incumplen con lo más básico: detenerse en las paradas oficiales. Entre ellas destacan la 311-Madre Selva y la 23-Cedros, además de otras que diariamente dejan a los pasajeros esperando o simplemente no abren las puertas para permitir el ascenso.
El incumplimiento de los choferes genera una cadena de problemas: pérdida de tiempo para los usuarios, retrasos en escuelas y trabajos, y un desgaste emocional que se traduce en desconfianza hacia el sistema de transporte. Las denuncias señalan que, lejos de mejorar, la situación empeora en horas pico, cuando la saturación de unidades lleva a muchos operadores a pasar de largo.
Exigencia de respuestas inmediatas
La constante protesta por mal servicio de transporte refleja una crisis más amplia en la movilidad del área metropolitana. Mientras se discuten proyectos de nuevas líneas de Metro o expansiones de rutas, los usuarios exigen soluciones inmediatas que garanticen un servicio digno. Para ellos, no se trata de grandes promesas, sino de que los camiones respeten las paradas, circulen con regularidad y ofrezcan seguridad en cada trayecto.
La presión ciudadana se ha intensificado. Lo que antes eran quejas aisladas ahora se ha convertido en un movimiento visible en calles y avenidas. Estudiantes que arriesgan su seguridad y colonos que bloquean vías principales son la evidencia de un hartazgo que ya no admite postergaciones.
La pregunta que flota en el ambiente es clara: ¿hasta cuándo las autoridades intervendrán para resolver un problema que afecta a miles de personas todos los días? Mientras no haya respuestas contundentes, las protestas seguirán marcando la agenda en torno al transporte público en Nuevo León.
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