A un año de las fuertes afectaciones que provocó la tormenta “Alberto”, la realidad en las avenidas Constitución y Morones Prieto sigue siendo la misma: tráfico caótico, obstáculos viales y un flujo continuo que quedó en simples promesas. El Gobernador Samuel García aseguró en 2024 que aprovecharía los daños causados por el fenómeno meteorológico para reconfigurar el Par Vial y transformar la movilidad de Monterrey. Sin embargo, la ciudad sigue esperando resultados que no llegan.
La idea original era eliminar los retornos y accesos improvisados que bloquean carriles, mejorar la conectividad y garantizar que las avenidas funcionaran como verdaderos ejes de circulación rápida. En palabras de Samuel, estas avenidas serían convertidas en “carreteras internas” con circulación fluida, sin interrupciones innecesarias y con infraestructura moderna.
El plan también contemplaba aprovechar obras paralelas como la Línea 6 del Metro y un viaducto elevado sobre Morones Prieto. Estas obras debían complementarse para rediseñar por completo uno de los corredores más importantes y conflictivos de Monterrey. La expectativa entre los ciudadanos era alta, pues el tráfico es uno de los problemas más señalados en la calidad de vida urbana.
Obras canceladas y avances nulos
Hoy, la realidad es que las obras clave fueron canceladas o no presentan ningún avance tangible. El tan anunciado viaducto elevado en Morones Prieto quedó en el olvido y la reconfiguración prometida para Constitución nunca pasó del discurso. Los retornos que Samuel calificó como “mugreros” siguen ahí, complicando la movilidad diaria de miles de automovilistas.
El tráfico en estas avenidas es cada vez más pesado. Los embotellamientos, la falta de carriles continuos y la gran cantidad de vehículos que circulan en la zona agravan una situación que ya era crítica antes de “Alberto”. Después del paso de la tormenta, la promesa era convertir la tragedia en oportunidad, pero un año después, la oportunidad parece haberse esfumado.
Fernando Gutiérrez, actual secretario de Desarrollo Urbano en Monterrey y uno de los responsables originales del Par Vial, admitió recientemente que la saturación ha crecido al doble o incluso al triple si se consideran los vehículos no registrados. Según sus declaraciones, se analiza la eliminación de algunas vallas de concreto que actualmente bloquean carriles exprés, especialmente en Morones Prieto a la altura del Multimodal Zaragoza. Sin embargo, estas medidas son parches temporales y no representan la transformación integral que se había prometido.
Un Par Vial olvidado
El Par Vial fue implementado tras el paso del huracán Alex en 2010, durante el gobierno de Rodrigo Medina. En aquel entonces, se presentó como una solución innovadora para enfrentar el caos vehicular creciente en Monterrey. Sin embargo, en los últimos 15 años ha quedado rebasado por el aumento exponencial del parque vehicular y la falta de mantenimiento integral.
El gobierno de Samuel García aseguró que se haría una intervención profunda en el sistema, pero no se ha cumplido. A pesar de los recursos disponibles y la oportunidad que representó la rehabilitación posterior a “Alberto”, las condiciones actuales muestran una red vial cada vez más deteriorada.
La saturación de automóviles, la falta de transporte público eficiente y el crecimiento urbano desordenado han convertido al Par Vial en un problema permanente. Lejos de resolverse, la movilidad se complica día tras día, afectando tanto a quienes viven en Monterrey como a quienes se desplazan diariamente desde municipios aledaños.
Mientras tanto, el malestar ciudadano va en aumento. La molestia no solo surge por los tiempos perdidos en el tráfico, sino también por la falta de confianza en las promesas oficiales. Las expectativas de un flujo continuo se convirtieron en largas filas y conductores frustrados que pierden horas intentando atravesar la ciudad.
Falta de planeación y respuestas
Las críticas al gobierno estatal se intensifican ante la falta de resultados concretos. Para muchos especialistas en urbanismo, el problema central radica en la falta de una estrategia coherente y a largo plazo. Las promesas de modernizar las avenidas fueron anunciadas con gran difusión mediática, pero sin un plan técnico detallado y sin definir claramente los tiempos ni el presupuesto asignado.
El viaducto elevado, por ejemplo, fue presentado como una solución clave para reducir la congestión en Morones Prieto. Sin embargo, fue cancelado entre cuestionamientos ciudadanos y dificultades para cumplir con los plazos previos al Mundial 2026. La Línea 6 del Metro, por su parte, avanza lentamente y sin obras complementarias que verdaderamente integren la red de transporte.
La falta de coordinación entre las dependencias estatales y municipales agrava la situación. Muchos ciudadanos perciben que las decisiones se toman de manera improvisada y sin escuchar a la comunidad, priorizando anuncios políticos sobre soluciones técnicas reales.
Mientras tanto, la movilidad en Monterrey sigue siendo uno de los principales retos. Las pérdidas económicas por el tiempo detenido en tráfico, el aumento de la contaminación y el impacto en la salud mental de los conductores son apenas algunas de las consecuencias que se viven todos los días.
Las vialidades olvidadas tras “Alberto” son el reflejo de un modelo de gestión que prioriza la inmediatez y la imagen pública sobre la planeación seria. Los ciudadanos exigen medidas urgentes y, sobre todo, compromisos que se traduzcan en obras reales y no en más discursos.
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