El transporte público de Nuevo León se encuentra en una de sus peores etapas. A pesar de los discursos triunfalistas del gobierno estatal sobre una supuesta transformación, los datos revelan una realidad opuesta: largas esperas, pocas rutas de transporte, infraestructura deficiente y una movilidad urbana que empeora cada año.
Promesas De Modernidad Frente A Un Servicio En Decadencia
A casi cuatro años de administración, las promesas de un sistema moderno se desvanecen entre el tráfico y la frustración ciudadana. De acuerdo con una encuesta de El Norte, el mandatario estatal apenas obtiene una calificación de 5 de 10 en su desempeño en movilidad. Solo el 29% de los regiomontanos usa camión, lo que refleja la pérdida de confianza en un sistema cada vez más ineficiente.
El mismo estudio indica que el 24% de los habitantes de Nuevo León considera que los principales problemas del estado están relacionados con la movilidad y las vialidades, superando incluso temas de seguridad o servicios públicos.
A pesar de que el gobierno presume avances en conectividad, la ciudadanía sigue atrapada en las mismas deficiencias de los años noventa. El transporte público de Nuevo León continúa colapsado, con unidades insuficientes, largas filas y rutas saturadas.

El Segundo Peor Sistema De Todo México
Según un estudio del Centro Mario Molina (CMM), el transporte público de Nuevo León ocupa el segundo peor lugar en todo el país, con una calificación de 32.83 puntos sobre 100. De las 21 ciudades evaluadas, Monterrey solo supera a una, lo que refleja el profundo rezago estructural.
La estrategia estatal ha sido superficial. Comprar más camiones no soluciona el caos si no se abordan los verdaderos problemas: la mala infraestructura vial, la falta de planificación y la ausencia de políticas de movilidad urbana sustentable.

El estudio también expone que la ciudad obtuvo su peor puntaje en accesibilidad, con apenas 6.46 puntos, debido a la escasa cobertura de rutas de transporte y la inexistencia de opciones seguras para peatones y ciclistas.
Una Estrategia Que Prioriza El Auto Sobre Las Personas
Mientras los regios padecen un transporte público ineficiente, el gobierno apuesta por proyectos enfocados en los automóviles. Ejemplo de ello es el Viaducto Elevado, una obra de 24 millones de pesos iniciada en septiembre. Diversas organizaciones advirtieron que no mejorará la movilidad urbana, sino que incrementará el tráfico, los cuellos de botella y los accidentes.
El dinero destinado a esta obra podría haberse usado para ampliar la red del Metro, mejorar la conectividad peatonal o crear ciclovías. En cambio, la administración estatal insiste en un modelo centrado en el automóvil, que agrava la crisis de movilidad y excluye a quienes dependen del transporte colectivo.
La apuesta por la infraestructura vial contrasta con la falta de resultados visibles en el transporte público. Las obras del Metro 4 y 6 siguen retrasadas, y la Línea 5 ni siquiera ha iniciado, debido al rechazo de los vecinos que temen afectaciones viales.
El Metro No Da Abasto Ni A La Mitad De La Población
La falta de rutas de transporte adecuadas genera tiempos de espera excesivos. Según la encuesta Así Vamos 2023, las personas usuarias del transporte público de Nuevo León invierten en promedio dos horas y 21 minutos diarios para trasladarse. En municipios periféricos como Juárez o García, los trayectos pueden alcanzar hasta tres horas.

Nuevo León Avanza, Pero Solo En Los Discursos
El discurso oficial habla de un “Nuevo Nuevo León”, pero la experiencia diaria de miles de ciudadanos demuestra lo contrario. La combinación de rutas de transporte insuficientes, vialidades saturadas y un Metro limitado crea un panorama caótico donde los regios pasan horas atrapados en camiones o embotellamientos.
Los colectivos urbanos coinciden: sin una verdadera reestructuración, el transporte público de Nuevo León seguirá siendo un símbolo del fracaso del gobierno estatal. La movilidad no puede mejorar mientras las decisiones políticas prioricen la imagen sobre las soluciones reales.
Array

